El sábado morning salimos de Madrid con un tiempo primaveral y maravilloso, pero fue pisar la provincia de Valladolid para que una espesa niebla nos envolviera y nos dejara casi helados (por algo le llaman pingüinos...)
Llegamos a la "paradeta" REPSOL en Mojados, donde nos metimos pal cuerpo un caldo y un café y luego seguimos carretera y manta. Este año no se podía preinscribirse en este punto, lo cual nos tocó un poquito los bowlings, por la consiguiente cola que habría que hacer después.
Llegamos a Boecillo hacia las 12 del mediodía o así y pillamos el atascazo de motos que había a la entrada del Pinarón, donde había que inscribirse. Me bajé de la moto unos 500 metros antes y me fuí a pagar los 20 euros por barba que costaba el tema. Dentro de este precio está incluido el acceso a la zona de acampada (si no son 5 euros), tickets para varias comidas y cenas, y también para el sorteo final de regalos. Dan una mochila que trae algunos obsequios promocionales (pines, pegatinas, bolis, mecheros, braga polar, folletos...cosas de esas del síndrome de diógenes XXI...)
Cuando salí, ya estaba el motochorvo esperándome, así que pasamos hacia dentro para instalar la tienda de campaña. Este año tuvimos la buena idea de adquirir uno de esos colchones llamados "autohinchables" que nos hicieron dormir en la gloria. Lo malo es que no caben en ninguna de las maletas de la moto y tenemos que llevarlos encima.
Terminamos de montar la tienda y nos fuímos a dar una vuelta y a tomar algo de comer. Con unos bocadillos de lomo y una cervecita "de avión", de esas de 25cc, nos fue suficiente para que nos entrara la modorra y nos echámos una siesta en nuestro recién estrenado hogar.
Tras la siesta, de unas dos horitas nos levantamos y nos fuímos a ver los puestecillos, a ver si había algo digno de comprar. Este año no nos gastamos pasta en ningún recuerdo (el catarrazo que me he traído me ha salido gratis :) Lo único que me apetecíó fue un tanga con el logo de BMW y como el vendedor era tan gilipollas que no me dejó comprobar cómo era el tejido, pasé de desperdiciar los 4 euros que costaba. A tomar por saco!!
Decidimos que a las 17:30 de la tarde era una buena hora para las caipirinhas y le mandamos un mensaje a Click and friends para ver si se dejaban ver. Entre tanto entramos a un concierto que había en una de las carpas, de un grupo llamado Denoche, que cantaban tipo Fito & Fitipaldis. Allí conocimos a unos hermanos de Toledo, muy macarrillas ellos que se pegaron todo el rato echando dinero dentro de los cubatas. Luego el hermano pequeño se vino con nosotros, a hacernos un gin tonic de andar por casa, ya que llevábamos el gintonic-kit en una de las maletas laterales.
Acampados a nuestro lado estaban unos de Castellón, con los que estuvimos hablando un buen rato a la lumbre de la hoguera hasta que nos fuímos a la cola para coger la cena. Esperando allí, conocimos a "el pata", que era un chaval de Lugo con deje asturiano, que había venido con su pierna ortopédica conduciendo una motico de 250cc... con un par... Se empeñó en invitarnos a unos culines de sidra en su acampada, así que allí que fuímos con nuestra cena en una bandeja de cartón por donde me fuí tirando por encima de la pierna, el vino y el caldo mientras caminaba campo a través.
Terminada nuestra supercena de gourmet (vino, caldo con patatas en recipiente de barro, empanadilla, pan mojado en vino y naranja), recibimos la llamada del Click, que se había estado echando un siestorro del copón bendito.
Fuímos hasta la zona donde estaban los clickcolegas y nos sentamos a ver cómo preparaban su cenita mientras achicábamos unas birritas. Luego volvimos a la carpa a mover el esqueleto hasta que se nos hizo la hora nosequé y nos piramos a dormir la mona.
A la mañana siguiente, nos chupamos la cola para pillar el desayuno (café gris, huevos, bacon, pan, bollito y una tarrina de mermelada), luego nos compramos unos donuts recién hechos y un chocolate que estaba de cine. Acabado esto, volvimos a la tiendita y nos echamos una siestecilla mientras hacían el sorteo de regalos que nunca nos tocan. También nos perdimos el desfile de antorchas
Al mediodía, nos levantamos, recogimos los bártulos y carretera y manta para casa, que había que descansar para el día siguiente.
No fue tanto el frío, como la humedad, que se me caló hasta los huesos y ha originado que lleve hoy un catarrazo de la leche. Me he pegado toda la mañana moqueando como un troll (de los de david el gnomo, digo).
Hala! Hasta el año que viene!