Dicen que los suicidas no avisan cuando van a acabar con su vida. Mi Game Over no era un aviso, intentaba ser un breve final a esta serie de “cecilidades” y por ello he considerado necesario escribir un digno epitafio.
Agradezco mucho vuestro apoyo, pero los comentarios anónimos que insultan aquí o en otros blogs sólo sirven para echar más leña a un fuego que no me interesa. Nunca he necesitado representantes, porque siempre he tenido valor para defenderme y defender mis ideas y ahora no va a ser menos. Por favor, dejad de insultar en mi nombre.
Mi gran error ha sido pensar que podía expresarme sin pudor y con total libertad en este espacio. No es cierto, este entorno sigue siendo igual de hipócrita y falso que el mundo real, tienes que andar con pies de plomo y medir cada palabra para no ofender a nadie. Eso es imposible.
Las inutilidades que estudiamos reúne un montón de ideas que he ido lanzando por diversos artículos en todo este tiempo. Están escritas en primera persona, no tratan de convencer, si acaso de hacer pensar y debatir. Los comentarios recibidos me han hecho pensar y aprender alguna cosa, pero no cambiar de idea. Mi mejor escuela ha sido la vida, sobre todo las personas que he ido conociendo y más aún las que ya no están. Ese post ha sido sólo la gota que ha colmado mi vaso de desilusión blogueril.
Por fin he entendido las normas de la blogosfera:
Hay que ser anónimo… He cometido varios errores que han hecho de éste mi gran error, pensaba que a nadie iban a interesarle mis gilipolleces y me he dado a conocer demasiado, ahora cada vez que escribo, tengo que hacerlo pensando que me lee fulano o mengano y como sabe demasiado de mi, tengo que andar con ojo para no ofenderle o que no se piense que lo digo por él.. Soy demasiado vulnerable frente a los anónimos que se empeñan en decir mi nombre.
Hay que mostrarse neutral, ante cualquier tipo de tema que pueda ser polémico: política, religión, fútbol, sexo…cultura… Todo es cojonudo y maravilloso, todos somos super-amigos y pensamos igual, este es el país de las maravillas. Así hay que escribirlo para poder seguir manteniendo la calma, lo mejor es no involucrarse nada.
Hay que hablar con corrección política, sin tacos, ni excesos pedantes ni tecnologismos y con total respeto hacia los demás… Escribir como se habla en la calle te hace ser vulgar e indeseable.
A un juego con tanta falsedad, no quiero jugar. Ni me divierte ni me interesa. No trato de impresionar ni de embaucar ni de convencer, sólo y únicamente de expresarme.
Necesito escribir, necesito pensar y representar mis ideas porque me gusta guardarlas. Lo seguiré haciendo en privado, porque necesito tranquilidad… Bastantes problemas da la vida real para andarme preocupando por estas pamplinas.
Laceci de Cecilidades acaba aquí, pero Cecilia -la que escribe- seguirá adelante con su vida, sus viajes, sus ideas locas, sus absurdeces, pensamientos, reflexiones, banalidades, paridas, gilipolleces, comentarios, historias irrelevantes y pajas mentales...y todas las cosas curiosas que componen su vida...
Absurdeces, pensamientos, reflexiones, banalidades, paridas, gilipolleces, comentarios, historias irrelevantes y pajas mentales...todas las cosas curiosas que componen mi vida...