Una copa de menos

El viernes por la tarde fuimos a buscar la moto al taller, donde le hacían la revisión de los 30mil y cuyo importe fue un 40% más barato del esperado, lo que nos hizo alucinar. Para probarla nos fuimos a dar un rule por los madriles y vimos a “la trini” del PSOE madrileño cruzando un paso de cebra. Luego vimos al chavalito que gano OT de este año en el mediamarkt de Alcobendas. Iba con unas gafas enormes dentro de la tienda, para disimular, como hacen los famosos…pfffffffff

Por la noche salimos a tomar una ensalada de tomates raf y ventrescas al Tarifa. Nos encontramos a los del 9 con el Jota y nos quedamos a cenar con ellos. Durante la cena se acercó un chavalín de unos cinco años que nos empezó a tocar el queso. La mujer de Jota le dio un trozo de queso y una rodaja de pan y se largó. Pensé que era hijo suyo pero me contó que era hijo de una gitana que dejaba a los churumbeles sueltos por los bares de la zona para que cenaran de los platos de la gente y si no les das, te pegan una patada.

Luego fuimos al irlandés a tomar un gintonic y a hablar de los proveedores de Internet. Me reí escuchando que eso de la Internet inalámbrica seguro que es un timo, lo deben estar probando pero realmente no funciona…jajaja

El sábado nos levantamos con ganas de gastar pasta, el tema era que no sabíamos qué comprar pero como llevamos tiempo buscando unas copas de balón, nos lo pusimos como objetivo. Salimos de casa a las diez de la mañana y volvimos a las seis de la tarde, tras visitar 4 centros comerciales y sin las copas.

Eso sí, compramos algunas cosillas imprescindibles(ambientador de mikados, cinta americana, protectores de pantalla de PDA, aceite de masaje de fresa y bolas chinas, un kilo de manzanas, unas gafas de sol, un MP3 con radio digital, tres conjuntos de sujetador y tanga, un disco libro de Sabina y unas botas camperas), vamos la típica compra familiar. Descubrí encantada que he perdido una copa en la talla del sujetador y ahora uso una 95D, en vez de 95E. ¡Bien!

El domingo, el costillo se despertó con la garganta jodida, así que después de desayunar nos volvimos a meter en la cama. Como me había chutado un café de medio litro, me levanté de la cama doscientas veces, hasta que decidí que no podía quedarme más rato allí. Me fui a hacer la comida (entrecottes con espárragos y ensalada) mientras veía los Simpson. Comimos y nos volvimos a la cama. Me volví a levantar veinte veces más, puse los mikados en la habitación, me fui a coser a máquina los bajos de los pantalones “desiguales” y luego me puse a pintar al óleo.

He pintado dos cuadros que componen un díptico para poner en el cacho de pared que se ve encima de la tele. Aún no los he terminado. Seguramente los termine esta tarde.

Pintar engancha. Como sigo sin Internet en casa, ahora me dará por pintar compulsivamente. Lo veo venir. Necesito estar enganchada a algo.

Me dice el costillo que ha leído que los blogs se usan como psicoanálisis de andar por casa y que desde que no tenemos Internet en casa “soy más persona”, posiblemente porque le hago más caso a él…jejeje. El y yo somos distintos. No necesita la gente (debe ser que conmigo tiene bastante). Yo necesito gente a mi alrededor. Necesito sentirme arropada y escuchada. Mis amigos de toda la vida están a trescientos kilómetros de distancia. En Madrid también tengo amigos, pero es distinto, son compañeros o excompañeros de curro que tienen sus propias vidas aquí. A veces quedo con ellos, pero no es lo habitual.

No busco amig@s “por internet”, ni amantes ni amores, pero le he cogido gusto a esto de contar mis cosas por aquí y a debatirlas con extraños que me son cada vez más cercanos... Ahora me conozco más y conozco más gente. Parece mentira haber encontrado un poquito de calor en Internet...