Las inutilidades que estudiamos.

Toda la vida nos obligan a estudiar, aprender y memorizar cosas que- en general- nos importan tres cojones y cuya utilidad es prácticamente nula. (Soy de espíritu científico-tecnológico y las cosas de letras nunca me han entrado ni con sangre, ya que mi cerebro se niega totalmente a leer o memorizar cosas cuya practicidad me resulta nula).

Del colegio recuerdo entre las asignaturas más inútiles y mas odiadas por mi: las Ciencias Sociales, los exámenes de Historia eran una auténtica pesadilla: “Enumera las causas de la revolución francesa.”, es que no tenía ni puñetera idea, y lo que es peor, no me lo podía inventar, aunque lo intentaba con poco éxito. La Geografía tampoco era mi fuerte, creo que ahora mismo tendría problemas para situar correctamente todas las provincias españolas, ya ni te cuento las capitales europeas, prefiero visitarlas directamente. El Arte tampoco me interesó demasiado; lo de apreciar la belleza lo llevaba muy bien, pero lo de memorizar los estilos pictóricos, escultóricos y demás ¿A mi que me importa a qué estilo pertenece o la técnica empleada?.

Estudiar Religión en un colegio católico, era bastante coherente (aunque yo no lo elegí), pero no me interesaba nada la religión y mucho menos tener que memorizar la historia del cristianismo para que luego me examinaran. Recuerdo en las misas del colegio cuando nos decían que cerráramos los ojos y nos preguntaban si escuchábamos la voz de Dios en nuestro interior. Todas las niñas a mi lado asentían con la cabeza mientras yo las miraba por el rabillo del ojo y asentía también, aunque no oía absolutamente nada en mi interior ni en mi exterior (aquí ya empecé a mosquearme con este asunto). Hubiera aceptado escuchar (que no memorizar) una introducción a los preceptos de las religiones mundiales más comunes y luego ya vería yo de que tribu me hacía…

En el instituto me libré de la religión, al poder elegir Ética que me resultó mucho más interesante y práctica. Debería ser obligatoria, para intentar reducir el número de cafres e intolerantes por metro cuadrado…

Tuve que estudiar Música como asignatura obligatoria en el instituto y en el colegio, ¿para qué?. Ahora sé tocar la flauta (me vendrá bien si tengo que pedir pasta en el metro) y he olvidado toda la vida y obra de los compositores de música clásica, porque me la traían al pairo. Lo mismo me pasó con la Lengua y la Literatura: qué inutilidad aprender toda esa cantidad de conjugaciones verbales, biografías de autores, estilos de prosa, poesía… ¿Para qué me sirve gastar mi memoria en eso?. Otra joyita de mis estudios fue el Latín, vamos es que no me he quedado con ningún conocimiento, como no creo que vaya a retroceder en el tiempo para tener que utilizar esa lengua, para mí está muerta matá.

Entre las maravillas para olvidar estaba la Historia de la Filosofía, es que me puedo imaginar dentro de 400 años que les hagan estudiar a los chavales del futuro los pensamientos de los filósofos de la antigüedad hasta los actuales, pasando por el nuevo estilo filosófico bloguero del siglo XXI. Menudo rollo patatero y pérdida de tiempo. Como curiosidad, me parece estupendo, pero que trataran de hacérmelo memorizar.. es que podía conmigo. Por eso en aquel examen manifesté mi total desacuerdo a tener que estudiar “Historia” habiendo elegido la opción de ciencias, a lo que el profesor me dijo que ¿de qué iba a vivir él si no fuera así?. Sin embargo, en Filosofía, en BUP, donde enseñaban a pensar y razonar, saqué sobresaliente…

Las de Ciencias me gustaron bastante más, seguramente porque las veía imprescindibles en la vida, aunque en Matemáticas me costó verle la utilidad a la transformada de Laplace… Por lo menos no me hicieron estudiar también la vida de Laplace y sus mariachis… Como dice mi padre, lo importante es que te enseñen a sumar y multiplicar, que a restar y dividir ya te enseña la vida. (Este si que es un gran filósofo...) Menos interesante me resultó la Física, recuerdo aquel ejercicio de calcular la velocidad de un electrón que salta entre capa y capa de un condensador…¿a quién coño le importa el puñetero electrón?. Con la Química tampoco tuve suerte, porque lo de aprenderme las tablas de los elementos y las estructuras moleculares, era un rollo innecesario…

Las asignaturas de Ciencias naturales, me gustaron muchísimo, me encanta la naturaleza y desde la guardería volvía a casa con los bolsillos llenos de lombrices vivas y caracoles, para adoptarlos como mascotas (ahora lo he dejado, perdería mi prestigio profesional...). Además me parecía muy útil en el caso de tener que sobrevivir en una isla desierta y poder saber que esa serpiente que me sube por la pierna no es venenosa. Sin embargo.. ¿de qué me serviría saber el nombre, la historia, el arte y la situación geográfica de esa isla?

La Plástica y la Gimnasia sirvieron para subir la nota media de mis lamentables calificaciones, fue una lástima no mantenerlas en la carrera, porque hubieran sido de gran utilidad.

Y lo que no entiendo es porque no se enseñan cosas básicas que realmente nos pueden hacer falta algún día como Psicología, Salud, Primeros auxilios, Legislación, Finanzas domésticas (declaración de la renta), Nutrición y Cocina, reparaciones caseras (fontanería, carpintería, albañilería, electricidad) y también a conducir… me hubiera venido genial…

No sé si estudiar sirve realmente de algo, me he dado cuenta de que lo más importante para triunfar profesionalmente no es el dinero, ni la experiencia, ni el conocimiento, ni el talento, lo fundamental son los contactos y la suerte. (y estos ni se estudian, ni se compran ni se venden..)

Disclaimer: A pesar de mis reticencias a estudiar, mi escasa memoria y mi poca fuerza de voluntad, oficialmente no soy tan palurda como aparento ya tengo colgado en la pared un título universitario de Ingeniería con mi nombre (me costó un huevo de tiempo y de pasta en matrículas, pero ahora me da de comer).

Los conocimientos de cultura general que no tengo sirven también para ganar concursos de la tele y resolver crucigramas.

A pesar de mis conflictos con las letras y las artes, me encanta escribir y pintar pero no sé (ni me interesa) qué estilo define mis “obras”.

Soy tolerante y comprensiva con la gente que adora todos las materias que yo detesto, de hecho me da cierta envidia leer referencias a autores y conocimientos que no me suenan de nada, pero puedo vivir con ello :)

SIN ACRITUD, faltaría más!!