La media naranja

Algun@s incaut@s se creen que existe la media naranja. Esa que encaja perfectamente mitad con mitad y gajo con gajo. En la búsqueda de esa fruta pasan media vida y algun@s incluso después de emparejarse /casarse la siguen buscando. (esto es el colmo del masoquismo)

He visto muchísimas parejas que han roto y al buscar la causa de la ruptura, generalmente lo han atribuído a una tercera persona, que es lo más fácil en estos casos. Incluso existiendo esa tercera persona, te das cuenta que muchas veces la causa real de la ruptura es que uno de los dos (sino los dos) estaban "disfrazados" de una persona que no eran, alguien con las características solicitadas /requeridas por su pareja, pero artificiales y falsas. Se puede vivir bajo una careta un tiempo, pero no toda la vida.

Recuerdo al principio de mi relación que teníamos bastantes problemas, por nuestros mútuos caracteres chulescos "pormiscojones" y otro tipo de desencuentros relacionados con defectos de serie de cada uno. Con el paso del tiempo, hemos aprendido a tolerarnos, no la utopía esa de convertir los defectos del otro en virtudes, eso es una chorrada, pero sí a aceptarnos como somos y punto.

Seguimos siendo los mismos- más mayores y más gorditos- con los mismos defectos de sistema operativo, nos idolatramos mutuamente en secreto y jamás se nos ocurrirá alabar en público al otro, sobre todo estando delante (faltaría más). Somos irreverentes y políticamente incorrectos, nos cachondeamos al descubrirnos mutuamente mirando pibitos o pibitas, nos vamos de juerga como colegas con derecho a roce, tenemos los mismos vicios y nos encanta el sexo... pero no somos tan iguales: él pasa de la gente, yo la necesito, él es reservado y yo soy una "notas", él es responsable y yo alocada, él es muy tranquilo y yo no puedo pararme quieta... ¿Será que nos complementamos?

No creo en el amor para toda la vida, creo en el equilibrio y la sinceridad, no creo en la media naranja, creo en el medio frutero ya que cada persona nos aporta alguna cosa y debemos encontrarla. Hay que encontrar quien que nos complemente y nos llene, un cómplice y un crítico, un amigo y nos haga competencia pero sobre todo alguien que nos haga sonreir.

Bienvenidos a la secta de las frutas, recojan el folleto a la salida.

PS: La felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere si no en querer lo que uno hace.