Siempre he sido una persona que ni perdona, ni olvida y además espera la mejor oportunidad para devolverla multiplicada por tres.
No es que en el aspecto práctico este tipo de venganzas me aporten demasiado, pero en el campo de las emociones, experimento un placer incomparable, inexplicable e incompartible.
Todo empezó cuando era pequeña, recuerdo que alguna vez mis padres repartieron un pastel/bizcocho/repostería cualquiera en N partes presuntamente iguales. Ahí estaba el problema: el trozo que me tocaba me parecía menor a los que le tocaban a mis hermanos, por lo tanto, tras lanzar mis oportunas protestas y recibir la resultante respuesta: “mira, es lo que hay, si no lo quieres lo dejas.”, Yo, armándome de valor y superando mis ansias por degustar el apreciado manjar, procedía a rechazarlo y abandonar la estancia (Creo que era una muestra de desprecio absoluto hacia el resto). El resultado era más bien lamentable: me quedaba sin mi trozo, pasaban de mi cuando me iba y encima tocaban a más porque se repartían mi pastel!!!
Cuando he ido creciendo, he llegado a hacer venganzas más elaboradas, por ejemplo mandar una carta con un mensaje malicioso, por supuesto firmado por mí, y simplemente para fastidiar a esa persona. Lo más acojonante es: no sé si la carta llegó, y si llegó no pude ver la cara que puso el payo, y encima me costó dinero mandarla..(pero… y lo que disfruté urdiendo mi jugada?).
Muchas veces, cuando trato de fastidiar a alguien que previamente me ha jodido, en una venganza de estas- en ocasiones automutilante- la gente me pregunta: ¿qué ganas con ello?. Y es difícil explicar: la autosatisfacción por haberlo hecho, la tranquilidad que me deja, el propio placer de la venganza…
Aunque no creo mucho en los astros, estas cosas me deben pasar por ser scorpio, que dicen que cuando los encierras en un círculo de fuego, se clavan su propio aguijón antes de morir achicharrados.
2 comentarios:
Supongo que es un placer, pero, no creo que se gane demasiado placer con esa venganza. Como seguro habrás podido comprobar, el que hace mal recibe de una manera u otra todo lo que ha dado. Con tu ayuda o sin tu ayuda tendrán su "recompensa".
A mí, ese pensamiento me resulta tan válido como una venganza urdida por uno mismo... y si no... lo de "ojo pocho" crees que ha sido un premio a su bondad??? ;-)
Quien a hierro mata...
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