Ya van dos veces que voy a una tienda y la han cerrado, no sé si es que tengo mala suerte o es que allá por donde paso cruje... En fin, allá ellos.
He ido a comprar el regalo para McGregor, que abandona el barco y es que los buenos siempre acaban marchándose. Me alegro por él pero me apena que tuvieramos un mal rollo aquel día, todo porque la motivación no la venden a peso en el mercado.... Supongo que lo que sucedió después le habrá borrado todo mal rollo sobre mí, seguramente la realidad es menos grave de lo que yo me imagino, y no fue para tanto, aunque yo lo crea.
Ahora le haré una impresión de coña para la tarjeta y la camiseta, a ver si se me ocurre algo.
(Espero que no estés leyendo esto, porque quería ser una sorpresa para el miércoles...)
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