Me acabas de llamar para decirme que me echabas de menos. He puesto una sonrisa de las que te ponen cara de tonta sensiblera (con lo dura que soy yo, hay que ver...). Ya sabes que yo también te echo de menos. Esta ciudad tan fría va a acabar conmigo...
Quedábamos siempre en la fonda aquella que olía a podrido, con las sillas cojas y las mesas roídas. El objetivo era rajar de nuestras vidas en general y de nuestros maridos en particular delante de un café de espuma espesa que aguantaba la cucharilla y al humo de algún pitillito clandestino para quemar nuestras penas.
Ya hace 5 años que nos separan por lo menos 300 kilómetros. Aún recuerdo cuando recorrías 900 kms con el cinquecento a una media de 85 kms/hora para ir a hacerme una visita de fin de semana a Vigo.
Qué buenos ratos hemos pasado! La cantidad de veces que hemos quedado para ver las estrellas y pegarnos algún susto en forma de estrella fugaz, asteroide raro o vete a saber tú qué cosa...
Lo bueno de los amigos de verdad es que cuando los vuelves a ver, da igual el tiempo que haya pasado, que podéis reenganchar vuestras vidas sin problema y hablar sin caretas y sin florituras...
Pues sí, maja, la próxima vez que vaya por ahí, nos debemos un cafelillo en la fonda, aunque no lo acompañemos de humo...
Fíjate lo que son las cosas, como ando rajando por el internete mi vida...Espero que por lo menos te llegue un trocito de mí para que estemos algo más cerca.
Un besazo! guapa, me ha encantado escucharte, aunque sea para decirme mariconadas de esas.
PS: Definitivamente me estoy ablandando...
4 comentarios:
joder no te estas ablandando.. simplemente que a veces nos olvidamos de decir tambien te quieo y te extraño a los amigos.
pues hoy te han echo un regalo, acordarse de vos.
un beso
como dice travolta en pulp fiction:
tengo mis momentos
;o)
sniff, snifffffffff.... que bonito :-), pero coño! si tienes un corazón de oro!!! muchas fachada tienes...bastante mejor que la mía!!! pero en el fondo.... ya sabes.. :-)
Jo que suerte Vigo, estuve allí el finde pasado y me muero ya de ganas de volver. No han pasado ni cuatro días y ya tengo morriña.
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